Las Eras de Monsagro representan un Conjunto Etnológico único y relevante, gracias a su cantidad, estado de preservación, ubicación, disposición y construcción, con un alto nivel de autenticidad que lo hace merecedor de ser protegido como Bien de Interés Cultural.
2 de julio de 2025
Castilla y León | Consejería de Cultura, Turismo y Deporte
El Boletín Oficial de Castilla y León publica hoy el inicio del procedimiento, por parte de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, para la declaración de las Eras de Monsagro, en el municipio de Monsagro (Salamanca), como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Etnológico.
La tradición de los modos de vida en muchas localidades de Castilla y León, basados en la agricultura de subsistencia y apoyados principalmente en la producción agrícola, ha generado un rico patrimonio etnográfico estrechamente ligado a la Comunidad, donde el mundo rural sigue siendo un protagonista destacado. En el caso de Monsagro, la agricultura se centraba en los cereales, especialmente en el centeno, y se complementaba con otras actividades como la apicultura o alguna industria mínima, como antiguas fábricas de curtidos ya desaparecidas. Esta localidad posee un patrimonio etnográfico excepcional en sus eras circulares empedradas, presentes en otras zonas de Castilla y León, pero que aquí destacan por su singularidad debido a su cantidad y disposición.
Las eras para la trilla del cereal tienen una larga historia documentada, desde escritores de la antigüedad clásica, lo que sugiere una tradición humana de gran importancia histórica en el ámbito campesino. En 1513, el agrónomo y escritor Gabriel Alonso de Herrera diferenciaba las eras terrizas, compactadas con tierra, de las empedradas, hechas con trozos de canto o enlosadas, como las de Monsagro, cuya existencia se remonta al siglo XVIII.
El conjunto de las Eras de Monsagro
Se compone de alrededor de treinta eras circulares, empedradas con lanchas y lajas de piedra. Están rodeadas por muros de piedra en seco rematados con otras lanchas dispuestas en diagonal, con la abertura más grande hacia arriba para evitar que el grano sobrepase los límites de la era. Estas eras se sitúan cerca del pueblo, en una zona más baja, adaptándose al relieve descendente del monte hacia el río Agadón. Se superponen unas sobre otras de forma escalonada, como una cascada, integrándose perfectamente en el paisaje de ladera en el que se encuentran, formando terrazas llamadas paredones, círculo a círculo, creando un conjunto con un aspecto castreño visto desde arriba.
Su propósito ha sido la trilla del cereal, así como la separación del grano de la paja antes de almacenarlo en las casas familiares de los campesinos. La última vez que se utilizaron con este fin fue en 1998. En cuanto a la propiedad, el terreno donde están ubicadas es municipal, pero los vecinos tienen derecho de uso, heredado de generación en generación. Esta implicación de toda la comunidad es una de las razones por las que las eras se han conservado con un alto grado de autenticidad. Además de este patrimonio etnográfico, se suman otras expresiones del patrimonio cultural inmaterial. Las trillas tradicionalmente también eran escenario de cantos y bailes, y hoy en día esta tradición se mantiene viva a través del Día de la Trilla, promovido por el Ayuntamiento, donde se recuerdan las actividades pasadas que tenían lugar en las eras.
Desde un punto de vista etnológico, las Eras de Monsagro reflejan la identidad social y cultural de nuestro mundo rural, siendo un testimonio excepcional de las formas de vida de nuestros antepasados hasta hace pocas décadas. Son un ejemplo de la influencia humana en el entorno natural, de la adaptación del hombre a un entorno del que extraía, con esfuerzo y sabiduría, lo necesario para subsistir. El uso de la piedra y la tierra, trabajados con simplicidad y belleza, ha dado lugar a este conjunto cuya protección y conservación son fundamentales para que las futuras generaciones lo conozcan.